que es la educación amable

Te voy a contar una cosa un poco ridícula.

Algo que se me pasó por la cabeza hace muchos años, en la facultad.

Cuando estás en los últimos cursos, se hacen habitualmente prácticas de clínica.

Ya sabes, para que vayas viendo cómo funciona eso de trabajar en una consulta atendiendo personas.

Y curando animales.

Hasta aquí todo normal.

Pues en una ocasión atendí a un chico llamado Julio.

Julio traía un cachorro de mastín de unos 8 meses, que estaba cojo.

Una vez abierta la ficha, toca interrogar a Julio para centrar mejor el problema.

Julio chapurreaba el idioma, porque era portugués.

Y el perro se había caído bajando del carromato.

Sí.

Has leído bien.

Julio recorría Europa con su familia y con familias como la suya, viajando en carromatos.

Tirados por caballos.

Y acompañados por perros.

Entonces ahí se me cruzaron un par de cables en la cabeza.

Estuve hablando en privado un rato más con él.

Y a continuación decidí que me iba con Julio y su familia a vivir en carromato.

Tirado por caballos y acompañado por perros.

Te juro que estaba decidida por completo a largarme con un perfecto desconocido y cambiar radicalmente de vida.

Y que él no hizo ni mencionó absolutamente nada que me indujera a pensar así.

Bueno.

Reconozco que el chico era, digamos, muy agradable de mirar.

Y que yo tenía 22 años.

Creo que lo que me echó atrás fue que tenía más bien poco que aportar a esa gente.

Una vez terminada la carrera, pues sí, pero en aquel momento sería solo un parásito social.

Y una vocecita interior que me decía que Julio, sus amigos y sus animales se veían algo flacos.

Vamos, que lo mismo la película que me había montado en cinco minutos en mi cabeza era eso, una película.

Muy bonita pero muy falsa.

Y esto ocurre a menudo, cuando nuestro cerebro genera una serie de expectativas muy idealizadas sobre ciertas cuestiones.

Y luego viene la realidad y te hace aterrizar con un buen par de guantazos bien dados.

Pero claro, a menudo la realidad no sacude lo bastante fuerte, y lo que hace el cerebro entonces es un asco.

Se dedica a retorcer la realidad para que encaje en las expectativas.

Y ahí es cuando alguien acaba saliendo malparado.

Cuando no directamente muy perjudicado.

Esto pasa a menudo a la hora de convivir con perros.

Hay unas expectativas muy alejadas de la realidad.

Fomentadas y engordadas por el entorno y los medios, las películas y los programas de la tele, los vídeos de Instagram y de TikTok.

Y claro, luego viene el guantazo.

Y duele.

Así que mira, una forma de resolver esto es estrujar a tu perro hasta que encaje en las expectativas.

Las tuyas y las de la sociedad en la que vives.

La otra es adquirir conocimientos sólidos que te permitan reconducir esas expectativas para que aterricen suavemente en el suelo de la realidad.

Para lo segundo, tengo varias formaciones.

Entras, aprendes muchas cosas sobre perros, ves a tu perro con otros ojos.

Y a partir de ahí lo normal es que te olvides de las expectativas, y de lo que opine la sociedad en la que vives.

Yo creo que como plan pinta bien.

Al menos suena más realista que largarse a recorrer Europa en carromato con un grupo de nómadas portugueses.

O no, yo qué sé, nunca he montado en carromato.

Te toca decidir a ti, por lo pronto, puedes empezar por apuntarte a los correos diarios.

Vas leyendo lo que envío, y ya piensas si quieres más.

PD2- El cachorro tenía un problema ortopédico que requería cirugía y postoperatorio. Que no podían permitirse pagar ni realizar adecuadamente. Eso igual también me abrió un poco los ojos.

 

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